Estaba en las nubes, pero algo llamó su atención y lo vio todo con claridad. Desde el lugar en el que se encontraba pudo fácilmente observar a toda la clase. Unos cuantos ojos la miraron mientras registraba la habitación con su mirada. Miró a todos los que la habían usado a su favor, los que la habían comparado con gordas, a los que la habían rechazado y en el fondo de la habitación, las vio a ellas. Sentadas una al lado de la otra. Un sentimiento de Deja vú la perturbó. Las dos reían mientras una leía algo y la otra intentaba contener sus carcajadas. Muchas veces se encontró en esa situación tan incómoda. Tres son multitud, siempre lo había dicho. Siguió su recorrido por la clase. Por último vio a la profesora, una mujer de corta estatura que hablaba como si le hubieran dado cuerda. Mientras le detallaba su atuendo, captó una figura tras la mujer. Era otra mujer. Estaba segura que nunca la había visto en su vida, llevaba un traje negro y una mirada de otro mundo que parecía llegar hasta lo más profundo de sus pensamientos.
Esta mujer era hermosa, tan hermosa y tan fácil de mirar pero con una mirada penetrante que hacía que se erizara su piel. La miró durante un largo tiempo y entre más la miraba más confundida estaba. Le resultaba tan familiar. El miedo la tomó por sorpresa cuando la mujer sin ningún aviso le envió una hermosa sonrisa.
Ella estaba maravillada. Ya no temía, sabía que esa mujer no le haría daño y algo en su interior le decía que debía ir hacia la mujer de cabello negro. Negro como la más oscura noche, al igual que su vestido; ambos contrastaban con su tez blanca como la nieve, para luego finalizar con los ojos más negros que jamás haya visto.
Estaba maravillada ante tal espectáculo y lo que más le sorprendía es que parecía como si los demás no pudieran ver a la hermosa mujer que estaba enfrente de todos.
Como manipulada por algo más, sintió un fuerte deseo de ir hacia la mujer, y antes de darse cuenta ya estaba de pie dando tímidos pasos hacia aquella visión. Toda la clase la miraba, pero a ella ya no le importaba nada. El dolor que siempre la acosaba, había desaparecido, al igual que el nudo de su estómago y hasta la idea de adelgazar; era el paraíso. Sin mucho esfuerzo llegó hasta la dama, justo en el medio del salón. Esta tomó su mano y le dijo –Ven con migo, ya todo terminó.- Una luz la envolvió y ya no sintió nada más.
Su cuerpo yacía en el centro del salón. Frente a los ojos de las personas que más la lastimaron, que ahora miraban con ojos de terror su cuerpo frío, terminó su carrera contra la báscula.
Ahora iba de la mano con la bella mujer para un mundo mejor. Un mundo sin palabras hirientes, comentarios de doble filio, desprecio y falsos intereses.
Ahora eran solo ella, su vestido rojo y la muerte.
Compartirles esto es un gran paso para mi. Espero les haya gustado
XOXO